La ermita de Nuestra Señora de los Arcos, que puede ser considerada uno de los monumentos religiosos más relevantes y singulares de La Rioja, pasa completamente inadvertida desde el exterior. Se trata de un sencillo edificio de mampostería de planta rectangular y edad indefinida, con tejado a dos aguas y muros enlucidos, similar a otras muchas ermitas rurales de España.
Por eso la sorpresa es mayúscula cuando se accede al interior y se descubre una superposición abigarrada de elementos arquitectónicos y decorativos de distintas épocas y estilos, entre los que llama la atención en primer lugar una sucesión de arcos de medio punto sustentados por fragmentos de columnas romanas.
En realidad nos encontramos ante uno de los templos cristianos en activo más antiguos de España. La villa de Tricio fue una ciudad romana con una importante industria de cerámica, Tritium Magallum. Se cree que la actual ermita constituyó una primitiva basílica paleocristiana levantada sobre un antiguo mausoleo, probablemente en el siglo V, aprovechando restos de columnas de un templo de grandes dimensiones de los siglos I o II d.C. Un singular testimonio de la transición del paganismo al cristianismo.
Estos venerables vestigios romanos conviven con yeserías barrocas que cubren la cabecera de la iglesia, en cuyos muros se conservan también restos de pinturas románicas del siglo XII. A su vez, estos restos fueron repintados sobre frescos más antiguos.
Por otra parte, todo el subsuelo de la ermita es un enterramiento en el que pueden verse sepulturas de piedra romanas y medievales, lo que indica que el lugar ha sido utilizado como cementerio desde la antigüedad hasta nuestros días.
La ermita de Nuestra Señora de los Arcos fue declarada monumento nacional en 1978.
SITUACIÓN:
Junto al cementerio de Tricio, a 3,5 kilómetros de Nájera, 26 km de Logroño y 22 km de Santo Domingo de la Calzada.
