Igea posee unas 100 hectáreas de viñedo adscritas a la Denominación de Origen Calificada Rioja, pero no es, en rigor, un municipio de especial interés vitivinícola. En cambio, constituye un referente paleontológico por sus yacimientos de huellas de dinosaurios, junto con Enciso, Munilla y otras poblaciones de la Rioja Baja. En su término municipal se han catalogado más de 3.000. Con todo, el resto fósil más singular y conocido es un árbol, o mejor dicho un tronco de 11 metros de longitud, que perteneció a una conífera de hace 120 millones de años. Se encuentra a unos cuatro kilómetros de la localidad, muy próximo a la carretera que conduce a Cornago, protegido por un cobertizo.
El otro gran reclamo turístico de Igea es el palacio del Marqués de Casa Torre, considerado uno de los principales edificios de arquitectura civil de La Rioja. Construido en el siglo XVIII con claros propósitos de ostentación, tiene cuatro pisos de ladrillo y sillería en su fachada principal y cinco en la posterior, orientada hacia el río Linares y compuesta de grandes galerías con arcos de medio punto. En los sótanos contaba con lagares, bodega y trujal para elaborar vino y aceite. Por desgracia, este monumento nacional no está abierto al público de manera habitual.
En el centro histórico de la localidad hay otras casas palaciegas, con muros de piedra y ladrillo, escudo en la fachada principal y una galería de arquillos en la planta superior, bajo el tejado. Datan de los siglos XVII y XVIII. A pesar de que las raíces de Igea posiblemente sean anteriores a la dominación romana, no conserva vestigios más antiguos de consideración, salvo un puente de origen medieval sobre el río Linares.
Destaca también la esbelta torre de la iglesia de la Asunción, de estilo mudéjar, construida en el siglo XVIII. Entre los yacimientos de huellas de dinosaurios, el más importante se encuentra en «la era del Peladillo», a dos kilómetros y medio del pueblo.
DISTANCIAS:
A 76 kilómetros de Logroño, 44 km de Calahorra y 10 km de Cornago.
