La pequeña localidad de Ollauri, situada a solo cuatro kilómetros de Haro, en la Rioja Alta, posee un casco urbano bien conservado en el que abundan las casas de piedra. Su existencia está documentada desde el siglo XVI, y cuenta con una larga tradición vitivinícola. Se sabe que en el año 1712 la villa se independizó del municipio de Briones con una jurisdicción de 257 hectáreas, dedicadas principalmente al cultivo de la vid. Hoy sigue rodeada de viñedos, que ocupan algo más de 80 hectáreas, aunque la proximidad de la autopista Vasco-Aragonesa y otras vías de comunicación resta belleza al paisaje.
En la parte alta del pueblo, ocupando la ladera de un cerro, hay un barrio de bodegas tradicionales de variada tipología. La construcción de bodegas en cerros o colinas es común a otros pueblos riojanos. Los propietarios horadaban la montaña en dirección horizontal, aprovechando la pendiente, y de ese modo creaban un espacio fresco, con características similares a las de un calado subterráneo, sin necesidad de excavar tanto. La mayoría de las bodegas data del último tercio del siglo XIX, el periodo de auge de la vinicultura en esta zona, pero las hay mucho más antiguas. En la superficie, numerosos respiraderos delatan su presencia. En este cerro tuvieron su origen marcas como Paternina y Berberana.
En la parte baja de Ollauri se encuentra la iglesia de San Salvador, construida entre los siglos XVI y XVIII. Destacan también el ayuntamiento, la antigua posada y un conjunto de palacios de piedra de sillería, en algunos casos con escudos en la fachada, que pertenecieron a los marqueses de Terán, los condes de Rodezno, el Conde de Portalegre y el consejero Pobes, entre otros. A orillas del río Zamaca hay una zona arbolada, el Parque de la Fuente del Caño, agradable a pesar de sus pequeñas dimensiones.