Lanciego, en la Rioja Alavesa, es una pequeña población rodeada de viñedos, que aparece documentada por primera vez en el siglo XIII y obtuvo el rango de villa en el XVII. El centro urbano posee muchas casas de piedra de gran tamaño, con tejados a dos aguas y muros de mampostería, entre las cuales aparecen intercaladas algunas construcciones modernas. Hay bastantes puertas de entrada con arcos de medio punto, construidos con grandes dovelas. Los edificios civiles más atractivos se concentran en las calles Mayor, Planillo, Carnicerías, Alarilla y de la Plaza.
Destaca el palacio de la Marquesa de Armendáriz (siglo XVIII), de piedra de sillería, situado junto a la iglesia parroquial y rehabilitado como sede del ayuntamiento. Llama la atención el alero de madera, con cabezas antropomorfas talladas en cada uno de los canecillos que lo sustentan. En el interior, se ha restaurado el antiguo calado o bodega subterránea. La iglesia de San Acisclo, también de sillería, fue edificada en el siglo XVI y reformada en el XVIII. Cuenta con un retablo mayor renacentista y un valioso órgano barroco.
Uno de los rincones más sugerentes del pueblo es la plaza donde se encuentra la Fuente Vieja, un declive por el que pasa un pequeño arroyo encauzado entre muros de piedra. La fuente es de estilo neoclásico e incluye un abrevadero. Un poco más abajo existe un lavadero descubierto, al que se accede descendiendo unas escaleras, y junto a él unos arcos de aspecto antiguo, con partes de piedra y de ladrillo macizo.
El municipio de Lanciego cuenta en la actualidad con dos pedanías: Assa y Viñaspre. La primera, situada a orillas del Ebro, fue durante siglos un punto de referencia para cruzar el río. Durante la Edad Media estuvo provista de un castillo y de un importante puente de origen romano, Mantible, construido probablemente en el siglo II, del que se conservan varios arcos.
DISTANCIAS:
A 13,5 kilómetros de Laguardia y 5 km de Logroño.