La etiqueta que aparece sobre estas líneas pertenece al vino Sabaria y Punto y es una de las mejores del mercado, según los profesionales del sector. Esta semana ha ganado el premio que concede la asociación de fabricantes AIFEC, en la categoría de bebidas y alimentación, y en septiembre logró una medalla de bronce en los prestigiosos Pentawards, el principal concurso del mundo en la especialidad de diseño de packaging. Gracias al reconocimiento de la AIFEC, el próximo año competirá en los FINAT Label Awards, organizados por la asociación europea de la industria de etiquetas adhesivas.
Los expertos han premiado, en consecuencia, tanto el diseño de la etiqueta como su ejecución material. La medalla en los Pentawards, obtenida en la categoría Luxury (lujo) y en la subcategoría Fine Wines & Champagne, recayó en el estudio del diseñador Javier Garduño, ubicado en La Hiniesta (Zamora). El premio de la AIFEC, por su parte, valora la creatividad y la estética, pero también los aspectos más técnicos del etiquetado, y ha sido concedido a la empresa Coreti, productora de etiquetas adhesivas, con sede en Bergondo (A Coruña).
El nombre del vino rinde homenaje al antiguo territorio de Sabaria, situado entre los reinos suevo y visigodo y arrasado en el siglo VI. Por proximidad histórica y geográfica, el diseño de Javier Garduño se inspiró en la corona del rey visigodo Recesvinto, del siglo VII.
La etiqueta de Sabaria y Punto está realizada en dos papeles y tiene relieves en oro. La parte superior está impresa en papel de terciopelo con golpe seco y stamping, y la inferior en soft touch con stamping en relieve y serigrafía azul.
Un vino de Bruñal de la bodega Pardal y Punto
Sabaria y Punto es uno de los dos únicos vinos comercializados por la bodega Pardal y Punto, situada en Fermoselle (Zamora) y perteneciente a la denominación de origen Arribes del Duero. Salió al mercado en diciembre de 2019 y está elaborado exclusivamente con bruñal, una de las uvas minoritarias de Castilla y León rescatadas del olvido en los últimos años.
La vendimia es manual y se realiza una doble selección de racimos, en la viña y en la bodega. Las uvas seleccionadas fermentan sin levaduras añadidas en pequeños depósitos de acero inoxidable. El vino realiza la fermentación maloláctica en barrica, permanece un año en barrica de roble francés y otro año en botella antes de salir al mercado. No se llevan a cabo clarificaciones ni filtraciones. Los responsables de la bodega lo describen como un vino de color intenso, con aromas a fruta negra madura y especias, equilibrado, largo y de gran finura.
