Wine Future Rioja 2009, uno de los principales eventos del sector del vino celebrados este año en España -según muchos, el principal-, ha tenido a escala nacional una repercusión mediática quizá por debajo de su importancia, si la comparamos con la alcanzada por otros congresos y ferias de categoría y presupuesto muy inferiores.
Curiosamente, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja, principal sponsor del encuentro, no se ha hecho eco del mismo en su propia web institucional, ni durante los dos días de celebración de las actividades, ni durante los previos, ni en los inmediatamente posteriores. Durante todo este tiempo, la página web del Consejo ha destacado en portada una iniciativa de promoción del vino de Rioja en tabernas y restaurantes del centro de Madrid, de la que ya hemos informado en este mismo espacio. En esencia, la promoción ha consistido en sortear dos viajes de turismo del vino a la Denominación de Origen Rioja entre todas aquellas personas que consumieran al menos una copa de rioja en determinados establecimientos de La Latina y Los Austrias, dos de las zonas de tapeo más concurridas de la capital.
Entre las intervenciones de Wine Future hemos agradecido la denuncia de Richard Halstead sobre los elevados precios del vino en el sector de la hostelería y la restauración. En España se dice a veces que el vino es caro, y que esta circunstancia dificulta su difusión entre los jóvenes. Pero en general no parece cierto. El vino no es caro cuando sale de la bodega: se sirve caro, y a menudo abusivamente caro y además mal, en numerosos bares y restaurantes.
Sobre los precios de las botellas de vino en los restaurantes es frecuente encontrar quejas y comentarios. En cambio, pocos aficionados parecen alarmarse ante los precios injustificados que está alcanzando el vino servido por copas en muchos bares y tabernas. Y este fenómeno resulta tanto o más preocupante que el primero en un país como el nuestro, con una cultura muy arraigada de tapeo y, por lo tanto, un potencial de consumo de vino en bares muy elevado.
Realidad de la promoción del vino en Madrid
Para explorar sobre el terreno la cultura del vino en los bares de Madrid, hemos realizado un recorrido por los establecimientos que han participado en la iniciativa promocional del Consejo Regulador. Y el resultado parece un reflejo fiel del estado general de la cuestión.
Por lo común, hemos encontrado que la promoción no estaba correctamente anunciada en el exterior de los locales, y tampoco resultaba muy visible en el interior. Unos establecimientos han creado una carta ad hoc de vinos por copas con la identidad gráfica de la campaña, mientras que otros no se han tomado la molestia. Los locales podían incluir en la promoción los vinos de Rioja que quisieran, y han predominado las marcas de gran producción, distribución y popularidad, que pueden encontrarse fácilmente en comercios y grandes superficies: Rioja Bordón, Cune, Paternina Banda Azul… a tres euros la copa de crianza, un precio que se ha convertido en estándar. Los crianzas de menor producción se sitúan en torno a los tres euros y medio, mientras que un reserva asciende a unos cuatro euros.
Más sorpresa causa encontrar vinos del año a un precio poco menor: hasta 2,60 euros la copa, cuando en ocasiones la botella en bodega cuesta solo un euro más. Los establecimientos que se anuncian como tabernas especializadas sirven con frecuencia los mismos vinos que el resto, y cuando disponen de otros menos conocidos muchas veces no los anuncian correctamente en la pizarra, sino que indican solamente la bodega, sin especificar la marca, ni la añada, ni siquiera si se trata de un vino joven, crianza o reserva.
A esto hay que añadir los errores de servicio, tan generalizados que hacen dudar de la milenaria tradición vitivinícola española. Botellas de vino tinto de pie directamente sobre la barra, a una temperatura ambiente de 25 grados, que las hace imbebibles. Vinos blancos tan fríos que no saben a nada. Copas pequeñas de vidrio grueso para degustar esos crianzas a tres euros…
Si los aficionados al vino tienen la oportunidad de descorchar en casa una botella por poco más dinero de lo que cuesta una sola copa en una taberna; si en casa pueden degustar el vino a su temperatura adecuada, y además en una copa de buen cristal, entonces hará falta mucho más que sorteos para aumentar el consumo de vino en los bares de nuestro país.
Cuando dimos por finalizado nuestro recorrido en una taberna de los Austrias, observamos que a nuestro alrededor la mayoría de los clientes pedía cerveza. Y nosotros, después de echar un vistazo a la carta de vinos, hicimos lo mismo.