Agustín Santolaya, director general de Bodegas Roda, es la cabeza visible de un equipo que ha situado a esta bodega entre las más prestigiosas de Rioja. Cuando se dio a conocer al público, en la década de los noventa, su apuesta constituyó una novedad en la denominación de origen: producir exclusivamente varios vinos de gran calidad, basándose en una rigurosa selección de la uva, potenciando el área de investigación y desarrollo e introduciendo criterios de elaboración prácticamente pioneros en la región, que después se han generalizado entre las bodegas que quieren crear vinos de gama alta. Hoy Roda es noticia por tres motivos: ha fundado una nueva bodega en Ribera del Duero, ha lanzado un nuevo vino de Rioja y acaba de inaugurar un espacio de enoturismo en sus instalaciones del Barrio de la Estación de Haro. En esta entrevista, Agustín Santolaya nos habla de todas estas novedades.
PREGUNTA ● Su nuevo vino, Sela, tiene un precio más asequible que sus hermanos mayores, Roda y Roda I. ¿Es una respuesta a la crisis?
RESPUESTA ● Es más una respuesta a la crisis del mercado de la uva que a la del vino en sí. Lo hemos lanzado en julio, pero la idea surgió en 2008. Para elaborar Roda y Roda I solo utilizamos viñas de más de 30 años. La bodega fue fundada en 1987, y ya entonces hicimos plantaciones de viñedo destinadas a nuestros Roda del futuro, pero que no hemos empleado hasta ahora. De modo que vendíamos esas uvas, unos 300.000 kilos cada año, a otras bodegas. En 2008, cuando se previó que los precios de la uva iban a caer, nos planteamos elaborar un vino con la franja más vieja de esos viñedos jóvenes: los que están entre 15 y 30 años. Nos sentíamos muy cómodos vendiendo uva, pero cuando ha dejado de ser un negocio rentable hemos buscado una alternativa. Y no cabe duda de que con Sela estamos llegando a sectores a los que no llegábamos con Roda, porque Sela cuesta unos 15 euros en la tienda y 20 en el restaurante, más o menos. Sin embargo, no queremos desplazar a ese nicho las ventas de la bodega; todo lo contrario. De Sela haremos pocas botellas, 100.000 como máximo. Este año hemos hecho 80.000. Menos que Roda y menos que Roda I.
P ● Cuando esas viñas sean más viejas, ¿las seguirán utilizando para elaborar Sela, o serán destinadas a los vinos Roda?
R ● Irán a Roda. Nosotros seguimos plantando viñedo. Sela corresponde a una elaboración de nuestras propias viñas de entre 15 y 30 años: esta es su definición. Es como un escalón previo para entrar a Roda. Y, de hecho, hemos buscado un perfil de vino muy diferente al de Roda y Roda I, de una lectura más fácil, para buscar a ese público más joven que se está iniciando en el mundo del vino. Aunque también puede beberlo nuestro consumidor habitual en momentos más casuales.
P ● ¿Quiere decir que se trata de un vino «fácil de beber»?
R ● Es un vino en el que destaca la fruta por encima de todo, muy agradable de beber, con el tanino muy fino (en la línea clásica de nuestra bodega), fresco y largo, con mucha juventud. Está elaborado en tinas de roble francés, como siempre, pero la fermentación maloláctica, a diferencia de Roda y Roda I, la hace también en tina, no en barrica. Después ha estado durante doce meses en barricas utilizadas previamente para la crianza de Roda y Roda I. No hemos empleado barricas nuevas precisamente para buscar el predominio de la fruta.
P ● En octubre van a sacar también su primer vino de Ribera del Duero, elaborado en su nueva bodega, La Horra.
R ● Sí, y esta es una novedad más importante, porque el proyecto de Bodegas La Horra es ambicioso, más o menos del mismo calado de Roda. Es decir, elaborar 250.000 o 300.000 botellas al año, pero eso sí, tranquilamente, con tiempo. Elaboramos el primer vino en 2008 y vamos a sacar solo 40.000 botellas, pero de un vino del que estamos muy satisfechos, teniendo en cuenta que es una cosecha difícil, mejor que la de 2007 en Ribera del Duero pero no tan buena como 2009. Creo que es un vino que va a gustar mucho, y se trata de un Ribera, porque nosotros queríamos ir a Ribera a hacer un Ribera, no un Rioja.
P ● ¿Qué tiene cada denominación que no tenga la otra? Con la variedad de estilos que hay ahora, ¿se puede seguir hablando de «Riojas» y «Riberas» en general?
R ● Sin duda. Rioja tiene la grandeza de jugar con tres climas muy distintos: el atlántico, el continental y el mediterráneo. Y ese juego de climas, con una gran influencia mediterránea que modera las temperaturas, hace que tengamos vinos menos estructurados que en Ribera del Duero, incluso menos expresivos y de menos color, pero con muchísimos registros, mucha finura en boca, taninos más pulidos, mucha elegancia. Ribera del Duero tiene mayor altitud. Aquí en Roda estamos trabajando con viñas situadas entre los 450 y los 550 metros de altura, mientras que allí hablar de 800 metros de altura es muy normal. Por otra parte, el clima es puramente continental, con saltos térmicos entre el día y la noche de más de veinte grados centígrados. Estas condiciones producen uvas con un nivel tánico mucho mayor y con una síntesis de aromas muy característica. Queremos mantener e incluso exaltar esa fuerza racial de la zona, esa fruta tan expresiva, en la gama de las moras. Aquí en Rioja estamos más en las cerezas, en las ciruelas…
P ● ¿Qué puede aportarles la experiencia del trabajo en Roda a la hora de elaborar vinos de Ribera del Duero?
R ● Queremos aportar nuestro conocimiento en la forma de pulir los taninos, ese proceso en el que llevamos tanto tiempo trabajando en Roda. Por supuesto, no lo vamos a conseguir el primer año ni el segundo ni el tercero, pero ese es el objetivo. Vamos a elaborar dos vinos, según el modelo de Roda y Roda I, y este primer año sacaremos el vino «de entrada». Ya tenemos el nombre: Corimbo.
Graciano es la segunda gran variedad de uva de Rioja. La garnacha de la Rioja Alta no me gusta tanto, aunque en Rioja Baja hay garnachas muy buenas»
P ● Por lo que respecta al abanico de variedades de uva autorizadas, ¿cree que Ribera del Duero tiene ventajas sobre Rioja?
R ● No. Nosotros vamos a trabajar con tinta fina. Consideramos que el tempranillo es una variedad de primer nivel mundial, capaz de transmitir tan bien estos paisajes que no necesitamos ninguna más. Hemos desestimado totalmente utilizar otras variedades de uva.
P ● Es de suponer, entonces, que tampoco les parecerá necesario abrir el reglamento de la Denominación de Origen Calificada Rioja a nuevas variedades. ¿O podría ser adecuado renovarlo en el futuro?
R ● A mí me da igual. Aquí el tempranillo es una variedad increíble. Ya han abierto el abanico de variedades blancas autorizadas y me parece bien, porque viura no puede competir con otras uvas. Pero en las variedades tintas, tempranillo compite con cualquier otra. Yo creo que con tempranillo y la segunda gran variedad de Rioja, que es graciano, podemos hacer algunos de los mejores vinos del mundo. La garnacha de la Rioja Alta no me gusta tanto, aunque en Rioja Baja hay garnachas muy buenas. En cambio, en esta zona hay tempranillos espectaculares.
Siempre hemos apostado por el enoturismo. Creo que no hay que basarlo únicamente en la cuenta de resultados a corto plazo»
P ● Hace ya varios años, en un congreso sobre enoturismo, expresó ciertas dudas sobre el impacto del turismo del vino en la cuenta de resultados de las bodegas. A pesar de todo, en Roda llevan años desarrollándolo.
R ● Bodegas Roda es patrocinadora de la Fundación Foto Colectania, y como compensación a ese patrocinio se nos ocurrió la idea de organizar aquí algunas exposiciones. Ahora tenemos una de Paco Gómez y Chema Madoz, por ejemplo, y también hemos expuesto a autores como Alberto García-Alix, Joan Colom, Cristina García Rodero… muy buenos fotógrafos. Siempre hemos apostado por el enoturismo; lo que ocurre es que esa duda a la que te refieres es lógica. Yo creo que el enoturismo no hay que basarlo únicamente en la cuenta de resultados a corto plazo, que también. Nosotros en el enoturismo siempre hemos tenido en cuenta una cosa: en la bodega es mucho más fácil explicar nuestra historia y nuestro proyecto, decir quiénes somos. Viene la gente a escuchar, de una forma distendida, y ve con sus propios ojos lo que cuentas. Luego, esas personas pueden transmitirlo a su vez en otros sitios. Ese es el modelo de enoturismo que tenemos en la cabeza, porque no nos planteamos ofrecer comidas o crear un hotel. Dar ese paso sería ya entrar en otro negocio, de hostelería.
P ● Es decir, que ven el enoturismo como un medio de difundir la imagen de marca. Aparte de eso, y después de los años transcurridos, ¿cree que en las visitas se puede rentabilizar la inversión, sumando el precio de la visita en sí y los ingresos por venta directa de vino?
R ● Sí, pienso que se puede recuperar la inversión y además generar negocio, porque cada vez hay más visitas, hay más demanda y las bodegas intentamos hacerlo mejor. Lo que no puede ser es que la misma persona que está trasegando atienda a una visita. Hay que tener un equipo. Nosotros, además, acabamos de crear un espacio para atender a las personas que vienen sin avisar y quieren ver nuestro calado o probar un Roda, que es lo que tratamos de facilitar. Sin duda se puede recuperar esta inversión sin problema, pero creo que todavía es más importante difundir qué es Roda, cómo pensamos, cómo atendemos a los visitantes y cómo trabajamos. Por eso abrimos la bodega en época de vendimia, por ejemplo.
P ● En este nuevo espacio van a ofrecer vino por copas, que es quizás el servicio que se echa más en falta en el modelo de enoturismo español. Sin embargo, abrir una botella de vino de cierto precio sin saber si se va a consumir entera implica un riesgo económico.
R ● Creemos que es algo que no se hace habitualmente y por eso nos hemos decidido. Ten en cuenta que estamos en el Barrio de la Estación de Haro, donde hay muchas bodegas y un flujo de visitantes continuo. Esta iniciativa nos permite captar a esa gente que pasea por el barrio sin necesidad siquiera de que llame al timbre para entrar en la bodega. El wine bar se divide en cuatro zonas: una barra en la misma calle; una sala interior, donde se puede beber un vino o comprar una botella; un espacio ubicado en la entrada del calado del siglo XIX, al que se puede acceder desde la sala, y un balcón exterior sobre el río Ebro, situado al final del calado. Sela, Roda y Roda I los ofrecemos por copas y se pueden consumir en cualquiera de las tres primeras zonas. El último espacio está reservado para aquellas personas que quieran degustar una botella de Cirsion o alguna añada antigua de Roda en un lugar muy especial…