La catedral de Santa María de la Redonda, en Logroño, ocupa el solar de una antigua iglesia románica. Según algunas fuentes, esta iglesia tenía una planta de forma circular; de ahí el nombre del templo. A mediados del siglo XV, la iglesia fue elevada a la categoría de colegiata y se vio enfrentada a nuevas necesidades de espacio, que dieron lugar a la construcción de piedra de sillería actual.
En su mayor parte, la catedral de Santa María de la Redonda data del siglo XVI, pero los elementos más destacados, la fachada principal y las torres-campanario que la flanquean, son posteriores, plenamente barrocos. La portada se abre a la Plaza del Mercado y está concebida como un gran retablo de piedra. Las torres, conocidas popularmente como «las gemelas», están coronadas por un chapitel con múltiples pináculos, y tienen un estilo característico de la región que algunos autores denominan «barroco riojano».
En el interior destacan la sillería del coro, de Arnao de Bruselas; el retablo mayor, y diversas tallas y obras pictóricas custodiadas en las capillas. En especial, un pequeño lienzo del calvario atribuido a Miguel Ángel, situado tras el altar mayor. También sobresale el sepulcro de la capilla de Los Ángeles, realizado en ébano, plata, nácar y carey.
La catedral de Santa María de la Redonda de Logroño fue declarada monumento nacional en 1931.