¿El fin de La Rioja Baja?

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Viñedos en Aldeanueva de Ebro, Rioja Baja.

Entre las medidas aprobadas este verano por la Denominación de Origen Calificada Rioja para renovar su reglamento, de las que ya hemos hablado en otro artículo, figura un cambio de nombre. Hasta ahora, el territorio de la denominación de origen se consideraba dividido en tres “subzonas”: Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Baja. Ahora se ha acordado, con buen criterio, que las “subzonas” pasen a llamarse “zonas”.

La modificación constituye un acierto porque el término “zona” es más sencillo, puede ser comprendido de manera inmediata por cualquiera y describe perfectamente la realidad a la que se refiere. Hay una región vinícola, la DOC Rioja, que consta de tres zonas. Desde el punto de vista lingüístico, de hecho, emplear el término “subzonas” sólo tendría sentido si se empleara el término “zona” para referirse al territorio de la denominación de origen en su conjunto, cosa que nunca se ha hecho.

Ahora bien, el Consejo Regulador de Rioja ha anunciado, además, que va a estudiar la posibilidad de cambiar de nombre a la Rioja Baja. Si se dan las condiciones legales y comerciales para ello, la Rioja Baja podría pasar a llamarse Rioja Oriental dentro de poco. Hay quien da por seguro el cambio.

El término Rioja Oriental es admisible porque esta zona se encuentra situada al este de la denominación de origen. Y no cabe duda de que resulta más comprensible para las personas que no conozcan la región. Cuando hemos viajado a La Rioja con visitantes de otros lugares, hemos comprobado que los términos Rioja Alta y Rioja Baja dan lugar a equívocos. Unos piensan que se refieren al norte y al sur, es decir, que la Rioja Alta está situada “encima” de la Rioja Baja. Otros creen que se refieren a la altitud, es decir, que la Rioja Alta es una zona más o menos montañosa y la Rioja Baja un valle. Cuando lo cierto es que en la Rioja Baja existen viñedos (en la sierra de Yerga, por ejemplo), a considerable altura. En definitiva, resulta muy difícil adivinar de manera intuitiva el significado de estos términos. Sólo cobra sentido cuando se sabe que expresan la situación de las zonas respecto al curso del río Ebro, que las atraviesa por el norte de oeste a este.

Se puede aceptar, en consecuencia, que la denominación “Rioja Oriental” es preferible a la tradicional “Rioja Baja” porque resulta más clara e intuitiva. Pero entonces cabría alegar que el término “Rioja Alta” padece una ambigüedad equivalente. Hablamos de Rioja Alta porque existe una Rioja Baja, y viceversa; los términos se contraponen y explican el uno al otro. Para ser consecuentes, si habláramos de una Rioja Oriental habría que hablar también de una Rioja Occidental. Combinar “alta” y “oriental”, o “baja” y “occidental”, supondría mezclar criterios designativos. Sin embargo, no se ha planteado que la Rioja Alta pase a llamarse Rioja Occidental. ¿A qué obedece, entonces, el cambio propuesto? ¿Qué se pretende lograr con él? ¿Tal vez se ha considerado que la palabra “baja” tiene connotaciones negativas que convendría evitar, cosa que no ocurre con la palabra “alta”?

Es probable. Por lo que respecta a la viticultura, en la que la altitud desempeña un papel tan destacado, el término “Rioja Baja” puede sugerir una geografía que no se corresponde por completo con la realidad, como señalábamos antes. Por otra parte, sabemos que la Rioja Baja es tratada con frecuencia como el patito feo de la denominación de origen. Muchos la desprecian en su conjunto, sin conocer la variedad de viñedos, bodegas y vinos que conforman su realidad hoy día. Un mero cambio de nombre no corregirá estos prejuicios.

Posiblemente no merezca la pena dar más importancia a una cuestión terminológica, pero tampoco conviene pasar por alto sus implicaciones. Muchos viticultores y bodegueros de la Rioja Alavesa y la Rioja Alta marcan distancias con la Baja basándose en las diferencias de suelos, régimen de lluvias y condiciones climáticas de sus municipios. Si se quisiera delimitar con rigor las zonas naturales que integran la DOC Rioja, también cabría hablar de una “Rioja Media” situada entre la Alta y la Baja (o una “Rioja Central” entre la Occidental y la Oriental), que incluiría entre otros el municipio de Logroño, de tanto peso en el conjunto de la denominación, con bodegas como Olarra, Franco-Españolas, Campo Viejo y Marqués de Murrieta. Enólogos, ingenieros agrónomos y viticultores se refieren de manera habitual a esta Rioja Media, que es de hecho una demarcación utilizada en otros ámbitos y bastante arraigada en la región, aunque no figure en el reglamento de la denominación de origen vitivinícola. Parece que en esta cuestión de las zonas por un lado van los criterios de la agronomía, por otro los de la historia y el lenguaje, por otro los de la Administración pública y por otro los del marketing, tal vez los más poderosos.

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